jueves, 8 de julio de 2010

Zafra de la Castaña y Explotación Infantil


Repican las Castañas

Explotación infantil y paradoja de la economía amazónica.

Son personas subsumidas mostrando vulnerabilidad, bajo el dominio cultural adultocentrista, con padres y madres que reproducen sobre ellos un modelo patrimonialista, involucrándolos en escenarios laborales de alto riesgo, propiciado por lógicas empresariales deshumanizantes.



Este es la situación lamentable y vergonzosa que atraviesan los niños, niñas y adolescentes que, en cifras altísimas, representan un 52% de la población dedicada a la explotación de la castaña, en la regiones del Beni y Pando, zonas estratégicas, que irónicamente ubica a Bolivia, como líder en la exportación de castaña sin cáscara en el mundo y articula, en esta ‘cadena productiva’, a una red empresarial que viene cosechando gran rentabilidad bajo costos sociales que reproducen brechas intolerables de ilegalidad.

El proceso productivo de la castaña compromete a una población amazónica total de 46,697 habitantes dedicados tanto a la zafra como al beneficiado de la castaña. La modalidad de trabajo, en el mejor de los casos, es la subcontratación, mecanismo que permite a los empresarios reducir sus costos en mano de obra, pues, es sabido que quien asume el contrato o se hace cargo del trabajo asignado es el varón o jefe de hogar, sin considerar que lleva consigo a todo su familia para el cumplimiento esta obligación asumida. Así, el contratista no mantiene una relación laboral directa y le significa a este menor responsabilidad empresarial en el pago de beneficios y condiciones laborales; y desde luego, para el subcontratado implica total inseguridad laboral y renuncia de una serie de derechos, a los que podría tener acceso bajo un régimen laboral legal.

A pesar que los niños, niñas y adolescentes representan más de la cuarta parte del conjunto de zafreros o recolectores, solo son considerados como “acompañantes” y no están registrados como parte de la fuerza de trabajo; por lo tanto, su participación es invisible y encubierta por el aparente cumplimiento de las normas que prohíben el trabajo infantil y adolescente.

La incidencia de pobreza en esta zona castañera alcanza a un 80% de la población, y es importante considerar que existen factores culturales que exacerban la explotación infantil, pues la pobreza viene acompañada de una arraigada cultura del trabajo infantil, reproducida y codificada de generación en generación.


Inspira considera esta compleja problemática como inadmisible y de responsabilidad compartidas entre el Estado, los empresarios castañeros y padres y madres de familia, que empujan a niños, niñas y adolescentes a ser la parte más débil de esta cadena sistemática de explotación. Creemos también, que bajo la justificación de la pobreza y por la alta demanda de mano de obra no calificada en la zafra y beneficiado de la castaña y por la alta rentabilidad de este producto, se continuará legitimando esta explotación. Es ineludible constituir esta realidad en asunto de altísima responsabilidad del Estado, para eliminar progresivamente los vacíos legales y la inercia del sistema judicial, anular la permisividad cultural, extirpar la insensibilidad empresarial y las ausencias históricas del Ministerio Público y por ende desterrar la raíz de este sistema de indefensión y pobreza en nuestra amazonía.


Población infantil y adolescente que trabaja en la zafra
692 niños y niñas de 7 a 9 años.
1913 niños y niñas de 10 a 13 años.
2066 adolescentes de 14 a 17 años.
Población infantil y adolescente que trabaja en el beneficiado
439 niños y niñas de 7 a 13 años
1374 adolescentes de 14 a 17 años


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